30 may 2015

Internet para la música ha sido una revolución que algunos han demonizado y otros (entre los que me encuentro) hemos agradecido y alabado. Independientemente del tema de las descargas ilegales, cuestión que ahora no voy a tratar, lo cierto es que la red permite no solo por vías ilegales tener acceso a montones de discos y artistas que en otro tiempo y sin Internet era imposible... Pero esa sobredosis de información muchas veces se transforma en un despropósito de gran confusión. Estamos tan pendientes de devorar la última novedad editada, que almacenamos música que no siempre escuchamos y disfrutamos con la tranquilidad y la atención que merece.
Son tantos los álbumes que voy coleccionando que por sorpresa en determinas ocasiones me los encuentro de nuevo pasado un tiempo y me quedo fascinado con lo buenos que son y flipo con lo pronto que los he olvidado. Eso me ha sucedido recientemente con el fabuloso disco de TRICKY "False Idols" publicado en 2013. En su día ya me pareció una maravilla y recuerdo que durante unas semanas lo escuché con verdadero fervor. Pero mi reencuentro con "False Idols" ha sido casi una pequeña catarsis, creo que incluso me gusta más ahora que cuando lo descubrí. TRICKY siempre ha sido un músico que me ha interesado, pero no todos sus trabajos me han gustado. En 2014 lanzó "Adrian Thaws" su última producción  hasta la fecha, que me dejó bastante frio y no me parece gran cosa. Sin embargo "False Idols" además de ser una excelente obra, es de lo mejor que ha grabado el geniecillo de Bristol...

2 comentarios:

deWitt dijo...

Yo diría que internet para la música ha sido una revolución y para la industria convencional una guerra que, lógicamente, ha perdido...

Santy Trombone dijo...

Y yo añadiría que la industria convencional se lo tenía merecido, por abusar durante años sin el menor escrúpulo, de los compradores de discos y en algunos casos también de los artistas.