15 mar 2019

"En una especie de gran refugio bajo tierra sin ventanas, decenas de vaginas de goma están apiladas en cajas, clasificadas según la forma de los labios. Más allá, hay pechos y pezones, divididos por tamaño y color. Cuerpos desnudos, todos diferentes pero con la misma pose sugerente, cuelgan de cadenas enganchadas a los cuellos sin cabeza. Quizá no es el mejor sitio para quedarse encerrado por la noche, pero es un lugar perfecto para ponerse a hablar del futuro de la humanidad. 

 El lugar está en un suburbio de San Marcos, cerca de San Diego, California. La empresa se llama Abyss y aquí se fabrican las muñecas sexuales más realistas anatómicamente del mundo, según sus responsables. De cerca, los ojos pintados a mano tienen un realismo sorprendente. El tacto, sin dejar de ser goma, es suave y poroso. Se comercializan bajo el nombre de RealDoll y cuestan entre 4.000 y 8.000 dólares dependiendo del nivel de personalización. Hay versiones masculinas. Este lugar no es una fábrica. Es un taller artesano donde los productos se hacen uno a uno por encargo y se envían a clientes de todo el mundo, incluido Hollywood. “Tenemos desde el cliente que te dice ‘hazme algo bonito’ hasta el que quiere el pezón de un determinado tono y 45 grados hacia afuera de la teta”, explica Michael Wilson, jefe de producto. 

 Matt McMullen, máximo responsable de Abyss, lleva en este negocio dos décadas. Empezó en su garaje haciendo maniquíes realistas porque pensaba que le interesaría a la industria de la moda. “Entonces empezó a contactarme gente para preguntarme si los maniquíes eran anatómicamente correctos. Decidí que esa era la dirección del negocio. Deje mi trabajo y monté mi empresa”. Con RealDoll, McMullen se ha hecho un nombre muy conocido en el mundo de los juguetes sexuales. Él los llama acompañantes. Y ahora se ha propuesto darles personalidad, “crear la ilusión de la vida”.

¿Sueñan las muñecas con amantes electricos?

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