El universo de las I.A. (inteligencias artificiales) siempre me ha fascinado, y cualquier película que trate sobre el tema la suelo ver con enorme interés.
Algunas no me gustan, otras me dejan indiferente, pero hay casos como el de “EX_MACHINA” que me hacen flotar en una especie de éxtasis visual, ya que además de un guión, en mi opinión, extraordinario, la película de Alex Garland es un maravilloso ejercicio estético lleno de belleza y elegancia.
Estupendamente interpretada por sus tres protagonistas, y en especial por Domhnall Gleeson, que además aporta un perfil físico perfecto a su personaje. Hay muchos pequeños detalles que me han encantado dentro de esta historia, como que suene en un determinado momento “Enola Gay” de O.M.D, o que Caleb se declare fan de Depeche Mode, el numerito de baile protagonizado por el profesor y una de sus I.A. (la coreografía es genial) o recordar una de las frases más demoledoras de Robert Oppenheimer (el padre de la bomba atómica) “Ahora me he convertido en La Muerte, Destructora de Mundos.”
Estar rodeado en la sala de cine por jovenzuelos con aspecto de salir en muy raras ocasiones de su habitación, ya que pasan la mayor parte de su tiempo con un ordenador, también me produjo un cierto placer desconcertante y preocupante, exactamente las mismas sensaciones que sentí cuando finalizo la película.
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